Mujeres divorciadas revelan las 8 cosas que jamás debes hacer en tu matrimonio o lo perderás. Divorciarse nunca es sencillo. Aunque algunos se sientan liberados de un matrimonio tóxico, siempre queda una parte de nosotras quebrada e irreparable. Así que si tú quieres salvar o lograr que tu matrimonio perdure para la eternidad. En Espacio Televisión hablamos con mujeres divorciadas, las cuales desde su experiencia nos han revelado las acciones totalmente prohibidas si eres una chica que quiere permanecer casada por el resto de tus días, así que, sin más preámbulos, aquí te dejo la lista, escuchemos la voz de la experiencia:
«Él quería vacaciones, pero estaba demasiado ocupada con el trabajo».
El equilibrio entre la vida profesional y personal es crucial. Aunque lograr el éxito laboral es admirable, no debemos olvidar otras facetas de la vida. Yo misma, inmersa en mi carrera, descuidé los deseos de mi pareja. Rechacé la idea de unas vacaciones juntos por estar demasiado ocupada. Nuestra distancia se hizo insostenible.
«Descuidé mi apariencia y me dejé de amar».
Al inicio, nuestro matrimonio era un sueño. Pero con el tiempo, dejé de cuidarme, ignorando las señales. Mi descuido provocó una desconexión y, finalmente nos separamos.
«Pasé por alto las necesidades de mi esposo».
Los primeros años fueron felices, pero me volví complaciente. Dar por sentado a mi esposo solo lo alejó más. Mi ego creció a su costa, y no puedo culparlo por irse.
«Lo asfixié con mi dependencia».
Criada con mimos, esperaba atención constante. Luché por compartirlo con su familia y amigos, sin darme cuenta de que lo asfixiaba. Su escape fue inevitable.
«Lo hice sentir inferior».
Siempre fui crítica, incluso con él. Aunque se esforzaba por hacerme feliz, nunca lo valoré. Mis inseguridades empañaron nuestro amor.
«Debí haber asumido la responsabilidad».
Muchas peleas fueron por mi culpa. Lamento no haber asumido la responsabilidad y resolver nuestros problemas juntos.
«Fui insensible a sus preocupaciones».
Debería haber sido más empática. En lugar de apoyarlo, lo hice sentir débil. Mi falta de empatía lo alejó.
«Desprecié sus intentos románticos».
El romance es esencial en un matrimonio. Lamentablemente, desprecié sus intentos y lo hice sentir infantil. Su partida fue mi lección más dura.